La cúpula barroca de San Lorenzo vuelve a brillar tras décadas de silencio. Vidrieras, molduras y querubines han sido rescatados en una restauración que es solo el primer paso para devolver a la Capilla Mayor todo su esplendor.
En el corazón de Úbeda, la iglesia de San Lorenzo ha recuperado uno de sus tesoros más singulares: la cúpula barroca de su Capilla Mayor. Tras décadas de abandono y un prolongado deterioro, un equipo de especialistas ha devuelto el esplendor a esta obra del siglo XVIII. Durante tres meses de trabajos intensos, no solo se ha rehabilitado la estructura y la decoración original, sino que también se han restaurado las vidrieras de la linterna, permitiendo que la luz vuelva a bañar el espacio con la fuerza y simbolismo de antaño. Esta intervención es solo el comienzo de un ambicioso plan para rescatar por completo la Capilla Mayor, uno de los últimos vestigios del barroco en la ciudad.
Un esfuerzo colectivo para rescatar el patrimonio
La primera fase de este proyecto, con un presupuesto de 21.000 euros, ha sido posible gracias a la suma de voluntades: desde la Fundación Caja Rural de Jaén —que ya había participado en la recuperación de las pinturas mudéjares del alfarje— hasta aportaciones particulares como la de Guillermo García, encargado del andamiaje. Además, la Fundación Huerta de san Antonio (FHsA) espera conseguir 8.000 euros con diferentes acciones y aportaciones de particulares.
Deterioro y desafío
Aunque la estructura de la cúpula se mantenía sólida, el paso del tiempo y la falta de protección habían provocado daños graves: filtraciones, humedad, grietas y pérdida de elementos decorativos. Además, el polvo y los excrementos de aves se acumulaban desde hacía décadas. La restauradora María Isabel Alba Fernández de Moya se enfrentó a un reto delicado: recuperar unas formas elegantes y sencillas —inusuales para el barroco— que destacan por sus molduras, rocallas, cornucopias y hojas de acanto, junto a querubines tallados en la linterna.
La luz vuelve a entrar
Las ocho vidrieras de la linterna, deterioradas y en algunos casos destruidas, han sido restauradas artesanalmente por el maestro vidriero Karl Young. El trabajo incluyó limpieza, reintegración de piezas con vidrio importado de Düsseldorf y reposición de estructuras metálicas dañadas. Estas ventanas, de mediados del siglo XVIII, combinan transparencia con ligeros matices amarillos, verdes y azules, aportando la luz necesaria a la cúpula y la Capilla Mayor.
Un hallazgo inesperado
Durante la restauración, apareció una inscripción a lápiz, probablemente de albañiles que intervinieron en la primera mitad del siglo XX. Aunque apenas se distingue, podría corresponder a obras realizadas en 1960, cuando la iglesia fue utilizada como almacén y taller por artistas locales.
Un testimonio barroco único en Úbeda
Construida hacia 1760, la cúpula de San Lorenzo comparte rasgos con la de la iglesia de la Trinidad, lo que sugiere la mano de algún discípulo de Tomás Jiménez, maestro de obras vinculado a la diócesis de Cartagena. Sus pechinas rococó, que antaño mostraban a los evangelistas, y su decoración en yeso consolidan su valor como pieza singular del barroco ubetense.
El futuro de la Capilla Mayor
La rehabilitación de la cúpula es solo el primer paso. El proyecto contempla cinco fases, que incluirán la restauración del altar mayor, los muros que lo flanquean y las pechinas decoradas, así como la protección de dibujos y escudos de gran valor histórico. Las técnicas empleadas —mínima intervención, materiales reversibles, respeto absoluto al original— garantizan la conservación a largo plazo.
Con esta primera fase completada, la iglesia de San Lorenzo recupera una joya arquitectónica y refuerza el compromiso de la comunidad con su legado. El renacer de la cúpula no solo ilumina su interior, sino que también enciende la esperanza de ver restaurada por completo la Capilla Mayor en un futuro próximo.